Verdadero o Falso II
Publicado por Objeto a :: 16-Dic-2008 15:43:21


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La semana pasada les contábamos que uno de los cuadros que falsificó Hans Van Meegeren fue “Los discípulos de Emaus” que se encuentra en el Museo de Rótterdam. En óleo sobre tela se trata de la falsificación más conseguida del más grande falsificador de nuestro tiempo.

A continuación, detallamos el proceso que siguió el falsificador para lograr su propósito:

“Para poder engañar a los expertos, las pinturas falsificadas de Van Meegeren debían tener una capa de pintura de antigüedad similar a la de su edad original. Los materiales actuales como las pinturas al aceite están hechas con aceites secos como el aceite de linóleo, de secado lento, y los lienzos especiales para este tipo pinturas toman décadas endurecerlos. También fue necesario encontrar una alternativa media para que secara rápido y se endureciera completamente. La solución al problema fue usar resina de fenolformaldeido sintético (conocido como Albertol o Ambertol), disuelto en una esencia aceitosa no grasa como el aceite de lila o de lavanda combinados con pigmentos en polvo mezclados a mano. Como hizo Vermeer, Van Meegeren mezcló manualmente sus propios colores e hizo su propia paleta. La resina debía ser térmica porque cuando el diseño secara por calor tenía cambiar su composición química en forma permanente y así volverse insoluble en alcohol y otros solventes comunes.
Para parecer auténtico, los cuadros debían ser pintados en lienzos genuinos del siglo XVII, para lo cual compró trabajos artísticos del período pero de menor calidad. La pintura original fue parcialmente removida con piedra pómez, teniendo cuidado de no dejar en esa capa restos de la piedra. El siguiente paso fue aplicar una capa superior de pintura para nivelar la obra que sirve como soporte y por último, la capa de pintura final, la cual sería horneada en un calefactor construido especialmente para colocar la obra alrededor de una hora a una temperatura de 105º F. La pintura fue barnizada y puesta en las mismas condiciones físicas que el original tiene en su superficie. Sobre el lienzo fue esparcida tinta para deslizarse dentro de los huecos y simular la suciedad de los siglos. Entonces, la tinta y el barniz fueron removidos de la superficie de la pintura, para, por último, ser rebarnizada”.

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"La joven de la perla" de Johanes Vermeer, también llamada "La Monalisa del norte" y debajo, "La Mona Lisa" de Da Vinci

En agosto de 1911, un carpintero italiano robó del Museo del Louvre “La Mona Lisa”, la obra más famosa del mundo pintada por Leonardo da Vinci. El robo fue planificado por un estafador argentino llamado Eduardo de Valfierro con el propósito de vender falsificaciones a coleccionistas privados.

Durante tres años, el paradero de La Mona Lisa fue un misterio.

Un socio de Valfierro llamado Yves Chaudron, virtuoso falsificador de obras de arte oriundo de Marsella, realizó seis copias del cuadro. Le llevó catorce meses concluir su trabajo sobre maderas tan añejas como la del original, porque la Mona Lisa no está pintada sobre un lienzo, sino sobre una tabla de álamo, utilizando pigmentos con la composición que se utilizaba en el Renacimiento y empleando sofisticadas técnicas de envejecimiento.

Una vez que se conoció públicamente el robo, Valfierro vendió las seis copias falsas a seis coleccionistas privados, que pagaron una fortuna por la obra. El único interés de Valfierro era vender las falsificaciones, por lo tanto, el original quedó en manos del humilde carpintero que realizó el robo.

Después de tres años, este carpintero italiano, quiso devolver la obra a su país de origen, entregó el cuadro a unos comerciantes de antigüedades italianos que sometieron a la pieza a diversos estudios para determinar su autenticidad, y después de probar que el sello del Louvre era legítimo, retornó al museo en 1914.

En nuestro país, la práctica de la falsificación se reduce a algunos grandes artistas como Raúl Soldi, Spilimbergo, Berni, Pedro Figari (artista uruguayo), entre otros

En el mes de junio de este año, se realizó un allanamiento en un departamento del barrio de Nuñez, donde se encontraron numerosos cuadros de autores argentinos y algunos extranjeros, sin certificado de autenticidad, y en el caso de los extranjeros papeles de Aduana de importación. El caso fue denunciado por una pareja norteamericana, que publicó un aviso en el diario buscando obras de pintores argentinos. Así aparecieron estos vendedores quienes decían ser los propietarios de las obras. Al no exhibir certificados de originalidad, los norteamericanos sospecharon de la situación e hicieron la denuncia. Intervino la división de Defraudaciones y Estafas, de Policía Federal Argentina.

En fin… otra de las caras de la moneda de la corrupción y la estafa. Parece que no todo es tan simple como anotar una tilde en el casillero de Falso, o en el de Verdadero …

Fuente: nota enviada a Objeto a por Nora Luzzi, sobre Falsificación de obras de arte, un acercamiento a las distintas técnicas por Marcela Suárez Ordoñez, Licenciada en Criminalística

Imagen superior correspondiente a una obra de Tom Keating, el falsificador inglés más famoso de la post guerra.

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